Menú

Todas

6 Vizcaya

6 Referencias gastronómicas en Vizcaya

ANDRAKA, LEMOIZ – NO ENAMORA PERO NO DESENTONA

En el alto de Andraka, saliendo de Gorliz pero ya en Lemoniz, hay una cervecera muy pintoresca y concurrida, donde jóvenes familias se atiborran de pollo asado con patatas y ensalada cada vez que un rayo de sol aparece. Al lado, no tan visible, pero de los mismos propietarios, está el restaurante Andraka.

En la planta baja el bar y en el primer piso, con entrada independiente, un comedor de dos ambientes. Uno de menú del día y otro de carta. El primero “de batalla” con manteles de papel y el segundo algo más elegante. Servicio campechano y amable. Muy rápido en el menú, no tanto en la carta, como suele ser habitual.

Hemos probado el menú alguna vez y es muy recomendable. Por menos de 15 euros primero, segundo y postre a elegir entre varias alternativas. Comida casera con raciones generosas y uno de los pocos sitios que aún mantiene la sana costumbre, en los primeros platos y los guisados, de dejar la bandeja en el medio para repetir si es menester y acompañar de ensalada (en un bol grande) los segundos.

Esta vez fuimos de carta. Como hemos dicho, la generosidad de las raciones recomienda ser parco en la comanda. Picamos unos apreciables fritos (que nos recordaron a la niñez) y unos buenos pimientos verdes de temporada. Los segundos todos correctos sin llegar a ser muy destacables: rape a la plancha, magret de pato, almejas a la sartén y chuletillas de cordero. Mejor las chuletillas y las almejas que el magret y el rape.

En resumen, una buena comida a un precio asumible. Comida para cuatro (bebidas aparte) 96 euros. Menos de 25 euros barba. Lo dicho, muy asumible.

ASADOR TASKAS, LOIU – SORPRESAS EN UNA GASOLINERA

Me encantan los locales donde el dueño, sin carta, te recita las viandas que oferta y, cuando acaba, no te acuerdas de nada porque te apetece casi todo. Siempre pienso que la ausencia de carta me va a costar un buen pico extra, pero suele merecer la pena. Esta escena suele acontecer en locales con solera y tascas ilustradas. La sorpresa se da cuando el local esta anexo a una gasolinera!!

Hace tiempo que teníamos ganas de acudir al Asador Taskas. Ya hace años cuando ocupaba una casona a pocos kilómetros de Munguia en la carretera a Plencia. Y más recientemente cuando se trasladó al aeropuerto de Bilbao, La Paloma, en un anexo a la gasolinera del aeropuerto. Por fin tuvimos la oportunidad de ir a comer.

Local moderno, muy funcional pero cómodo y bien resuelto, con mesas separadas y un par de reservados. La decoración se basa en estanterías llenas de botellas de ginebra, pues como en el resto de Bizkaia, aquí, el Gin Tonic es una religión. Servicio atento y esmerado con muy buen ritmo excepto en la cuenta que, como en otros muchos establecimientos, se demoró más de veinte minutos. Bastante atención a los detalles (aceite, vinagre, sal, etc.) impropios de la fisonomía del local.

Picamos una excelente ensalada de ventresca y tomate (el mejor que hemos probado este año) y unas gambas a la plancha muy frescas, aunque algo pequeñas. De segundo compartimos un rape de kilo y pico, muy correcto, y otras dos de medallones de solomillo de la abuela que sirven ligeramente albardado, sobre un lecho de patatas fritas, con un huevo frito y pimientos verdes. Tiernísimo, una delicia. De postre tarta de queso casera, sin más, y una excelente cuajada, también casera, con miel. Un local de buen mercado.

Una excelente comida, si bien cara por aquello de no tener carta. Comida para cuatro (bebidas aparte) 172 euros.

¿El sitio un poco extraño? (por no decir cutre), sí. ¿La propuesta cara?, también. ¿Vol- veremos?, sin duda. Mucha más pretensión de mercado que de local.

EUSKALDUNA – SIGUE REINANDO EN BILBAO

Aste Nagusia (Semana Grande) bilbaína. Diversión para todos. Unas al teatro, otros a los toros, luego todos juntos a cenar. Dado que la obra de teatro se representaba en la sala 2 del Palacio de Euskalduna, decidimos ir al restaurante Etxanobe que, en el tercer piso del palacio, regenta desde hace más de tres lustros Fernando Canales.

Etxanobe es desde hace años, sin duda, el mejor restaurante de Bilbao. Sus detractores le echan en cara que queda a desmano y que no hace suficiente esfuerzo por renovar su oferta. Ambas son verdad, pero no hemos dicho que sea un restaurante perfecto. Solo el mejor de Bilbao.

La entrada a Etxanobe, en el propio Palacio de Euskalduna, no solo queda a desmano, sino que resulta muy incómoda. Más allá de la entrada y las taquillas. Al fondo, casi en la ría, hay un poco agradable ascensor (helado en invierno e hirviendo en verano) en el que subir los tres pisos. Da a un feo hall y, tras una puerta, está el restaurante.

La sala, sin embargo, resulta bien agradable. Afrancesada y con decoración antigua, pero con

mesas amplias, cómodas y bien separadas entre sí. Además, el local cuenta con un magnifico reservado (con mesa redonda) en el que se puede servir hasta 10 personas y la mejor terraza de Bilbao, con magníficas vistas. Servicio atento y con un ritmo perfecto. Impecable!!

Sí, es verdad que la carta es la de siempre. Y que los aperitivos (la barra de labios con sabor a sardina y el homenaje al calimocho con foie) ya no sorprenden. Pero también lo es que algunos de sus clásicos (como la lasaña fría de anchoas o el canelón de pularda con foie) son impagables.

Esta vez fuimos 5 y nos probamos unos a otros. Dos lasañas de anchoa soberbias, un carpaccio de cigalas maravilloso, correcto el ajoblanco y muy rico el salmón marinado con mantequilla de aguacate y almendras.

Los segundos también perfectos: Canelón de pularda, Kokotxas de merluza rebozadas y a la plan- cha, Cigalitas salteadas con verduritas y rulo de cordero lechal deshuesado. Buen mercado y mejor elaboración. Acabamos compartiendo un excelente falso huevo frito (cuajada con yema de mango) y un más que correcto tiramisú.

Barato, claro, no resulta. 311 euros comida para 5 (bebidas aparte). ¿Pero que esperan en un estrella Michelin “pata negra”?. Para mí, sin duda, y a pesar de la falta de renovación, el mejor restaurante de Bilbao.

ITXAS GANE – IRREGULAR

A mitad de camino entre dos de los lugares más clásicos de vacaciones en Bizkaia, Sope- lana y Plencia, se encuentra el municipio de Barrika. Barrika es pequeña en población, apenas 1500 vecinos, pero hermosísima en paseo, vistas y acantilados. Además, y esto es bueno para los paseantes, tiene magníficos locales para tomar una copa viendo anochecer, el Golfo Norte, o para practicar la sana costumbre veraniega del aperitivo mañanero, el Itxas Gane.

Itxas Gane, además de los sabrosos mejillones y nécoras en la terraza a la hora del aperitivo, tiene también fama por el manejo de los pescados en el restaurante. Lo hemos visitado varias veces y nos resulta algo irregular, unas veces fantástico y otras decepcionante. Volvimos.

Itxas Gane se encuentra al borde de la carretera y ocupa un edificio anodino. El piso de arriba tiene trazas de vivienda. En la planta baja están el bar, la cocina y la sala de comedor. Por dentro igual que en el exterior, anodino. Además, algo incómodo por la cercanía entre mesas que, a veces, dificulta el tránsito de los camareros. Más agradable resulta la terraza que tiene un toldo y da por la parte de atrás al camino que lleva al acantilado. El servicio es algo tosco aunque atento. El ritmo una lotería.

Compartimos unos mejillones a la plancha que resultaron estar muy por debajo de los que habitualmente tomamos en el aperitivo y unas “gambas frescas” a la plancha, según rezaba el menú, que resultaron “fifty/fifty”. Eran gambas, pero no estaban frescas.

De segundo un rape para dos bastante correcto, un txangurro (centollo) al horno algo insípido y unos pelayos (chipirones) a la plancha sin un ápice de sal, sosos perdidos. Para finalizar una cuajada mejorable. En fin, esta vez toco cruz. Otros días hemos comido bastante mejor.

Comida para cuatro (bebidas aparte) 127 euros. No es barato tampoco.

KATE ZAHARRA, BILBAO – HOMENAJE DE TRES ETAPAS

Día de San Ignacio en Bilbao Dos Ignacios en la familia. Que mejor que darse un homenaje. Fuimos al Kate Zaharra.

El Kate Zaharra, cadena vieja en euskera, es un precioso caserío a las faldas del monte Artxanda con unas magníficas vistas de Bilbao. Los dueños, muy curtidos en el arte de la restauración, decidieron migrar su casa de comidas desde el centro de Bilbao a la carretera de santo Domingo a principios de este siglo (se dice que tras ser afortunados por un importante pellizco en la lotería). Para ello buscaron pieza a pieza diversos materiales en derribos de caseríos antiguos y desarrollaron una laboriosa construcción de un precioso caserío con mil y un detalles. El resultado es impresionante, especialmente las maderas de techos y escaleras. En la entrada tienen álbumes con fotografías del proceso que conviene ojear.

Además, desarrollaron un proceso de tres etapas. Aperitivo con buen vino en el sótano, don- de hay un magnifico txoko. Comida en la sala, repartida entre la planta baja y el primer piso. Por fin, café, copa y puro en la terraza con panorámica completa de Bilbao.

La cocina es de mercado, el producto reina sobre cualquier otra consideración. El servicio es amable y muy campechano. La puesta en escena es de un local con grandes pretensiones, al igual que lo es la dolorosa.

Iniciamos nuestro homenaje en el txoko. A pesar de la insistencia de algunos comensales de acudir al típico aperitivo de jamón, optamos por compartir un poco de lomo embuchado y anchoas con una buena copa de vino. El jamón del Kate es muy bueno, pero el lomo y las anchoas insuperables.

Ya en la sala, compartimos un poco de foie, muy sabroso, unas magníficas y mastodónticas almejas a la sartén y una ración de mollejas, uno de los platos estrella del local. De segundo cada uno su plato. Un buen bacalao al pil pil, solomillo muy tierno y bien hecho, menestra de verduras rebozadas al modo de Bilbao (cada vez más difícil de encontrar) y dos raciones de unos exquisitos garbanzos con bogavante, para mí el plato estrella del Kate Zaharra. Aunque los postres no son su fuerte, compartimos una tarta de queso y una cuajada.

Esta vez, y dado que teníamos que conducir, no fuimos a la tercera etapa, pero les recomiendo encarecidamente que la cumplan.

Como todo homenaje no salió asequible. Comida para cinco (bebidas aparte) 270 euros, un pico. Un homenaje es un homenaje. De vez en cuando merece la pena.

TABERNA REGI – SI PASAN POR URDULIZ NO SE LO PIERDAN

Urduliz en Bizkaia, a medio camino entre Getxo y Plentzia, es donde se encuentra la Taberna Regi. Este establecimiento, aunque quede un poco a desmano, tuvo su época dorada a principio de este siglo (el XXI) por lo bien que se comía y porque pertenecía a los padres de Joane Somarriba, que por aquel entonces ganaba tres tours de Francia y dos giros de Italia femeninos. En la taberna Regi se sigue comiendo bien, aunque ya no esté tan de moda.

Volvimos recientemente y elegimos el menú bistrot, una breve experiencia gastronómica servida entre semana por 21 euros para comer y 27 para cenar.

Comienza con unos aperitivos. Un delicioso chupito de sopa caliente de guisantes, tres croquetas muy logradas (de chorizo de caserío y maíz, de gamba y coco ligeramente picante y de jamón con huevo) y un correcto pastel de txangurro (como el pudding de cabracho pero con centollo como materia prima).

A continuación, un entrante, un segundo y un postre a elegir entre 5 o 6 opciones. Dado que íbamos tres compartimos. Magnifico pastel de espárragos bien acompañado de una vinagreta, sabroso timbal de langostinos con puré de patata y delicioso el risotto con pulpo donde, por poner una pega el pulpo estaba algo blandengue. De segundo una correcta carrillada de ternera, una marmita de rape con guisantes y patatas, sabrosa, pero con escasa marmita y unas aceptables albóndigas de bacalao ajo arriero. El postre también logrado, pastel ruso y pastel de arroz.

No me negaran que es una gran comida por 21 euros barba (incluyendo agua y vino de la casa). Lo dicho, si pasan por Urduliz no dejen de ir. Se sigue comiendo bien y bastante barato.

Publicaciones relacionadas