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La responsabilidad extracontractual de las empresas por daños ambientales y sociales

Por Leticia Claramunt Julián, abogada experta en M&A

En el dinámico panorama empresarial actual, la responsabilidad social corporativa (RSC) ha evolucionado de una mera tendencia a un imperativo estratégico. Las empresas son cada vez más conscientes de que sus acciones tienen un impacto significativo en el medio ambiente y en la sociedad. En este contexto, surge la pregunta: ¿hasta dónde se extiende la responsabilidad de una empresa por los daños causados?

Tradicionalmente, la responsabilidad civil de las empresas se ha centrado en el cumplimiento de obligaciones contractuales. Sin embargo, el derecho ha evolucionado para reconocer que las empresas también pueden ser responsables civilmente por los daños causados a terceros, incluso cuando no existe una relación contractual directa. Esta responsabilidad extracontractual se fundamenta en el principio de que quien causa un daño debe repararlo.

La responsabilidad extracontractual, según el artículo 1902 del Código Civil español, es un concepto fundamental en el derecho civil y se refiere a la obligación de reparar el daño causado a otra persona por acción u omisión, cuando no existe un vínculo contractual entre las partes. Es decir, cuando una persona perjudica a otra sin que medie un contrato que regule sus relaciones.

Elementos esenciales de la responsabilidad extracontractual

Para que exista responsabilidad extracontractual, deben concurrir los siguientes elementos:

  1. Daño: Un perjuicio efectivo que afecte a una persona o bien en su patrimonio.
  2. Acción u omisión: Una conducta activa o pasiva que haya causado el daño.
  3. Negligencia o culpa: La conducta debe ser culposa, es decir, el agente debe haber actuado con falta de diligencia o previsión.
  4. Relación de causalidad: Debe existir un nexo causal entre la conducta del agente y el daño producido.

La responsabilidad extracontractual del administrador de sociedades

Los administradores de sociedades, en virtud de la Ley de Sociedades de Capital, responden solidariamente de los daños y perjuicios causados a la sociedad o a terceros por actos u omisiones contrarios a la ley, a los estatutos o al interés social. Lo que significa que cada uno de ellos puede ser reclamado por la totalidad de la deuda.

La importancia de la diligencia debida

Para evitar la responsabilidad extracontractual, los administradores deben actuar con la diligencia de un buen padre de familia, adoptando las medidas necesarias para evitar daños a la sociedad y a terceros. La diligencia debida implica:

  1. Conocimiento del negocio: El administrador debe conocer a fondo la actividad de la sociedad y los riesgos a los que está expuesta.
  2. Supervisión: Debe supervisar de manera constante la gestión de la sociedad.
  3. Toma de decisiones informadas: Las decisiones deben tomarse con base en información adecuada y objetiva.

En resumen, la responsabilidad extracontractual del administrador de una sociedad es una figura jurídica compleja que exige un análisis individualizado de cada caso. La diligencia debida es fundamental para evitar la responsabilidad y proteger los intereses de la sociedad y de los terceros.

No obstante, hoy en día la responsabilidad extracontractual se da en multitud de ámbitos:

Daños ambientales:

La contaminación, la degradación de ecosistemas y el cambio climático son algunos de los principales problemas ambientales a los que se enfrentan las empresas. En este sentido, la legislación ambiental establece normas y estándares que las empresas deben cumplir. No obstante, cuando se producen daños ambientales, las empresas pueden ser llamadas a responder civilmente por ellos.

Daños sociales:

La responsabilidad de las empresas también se extiende a la esfera social. Las violaciones de derechos humanos en la cadena de suministro, las condiciones laborales abusivas y la discriminación son algunos ejemplos de conductas que pueden generar responsabilidad civil. En los últimos años, hemos asistido a un aumento de las demandas colectivas contra empresas que han sido acusadas de prácticas comerciales injustas o de causar daños a comunidades locales.

Para mitigar los riesgos de responsabilidad civil, las empresas deben implementar robustos programas de diligencia debida. La diligencia debida implica una evaluación exhaustiva de los riesgos ambientales y sociales asociados a las actividades de la empresa y a su cadena de suministro. A través de la diligencia debida, las empresas pueden identificar y abordar los problemas potenciales antes de que se produzcan daños.

Conclusiones

La responsabilidad extracontractual de las empresas por daños de diversa índole y naturaleza es un tema de creciente importancia. Las empresas que no gestionan adecuadamente estos riesgos pueden enfrentar importantes consecuencias legales y reputacionales. En este sentido, la implementación de prácticas sostenibles y responsables es fundamental para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de cualquier negocio.

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